miércoles, 25 de noviembre de 2015

¿Cómo afecta el divorcio a los hijos?

Posibles conductas de los niños ante un divorcio

El divorcio es el desenlace de un vínculo afectivo, es una faceta más de la vida sentimental entre dos adultos. Cuando se termina con una relación, y esto se vive con niños a nuestro cargo, debemos ser especialmente cuidadosos para amortiguar los periodos de angustia y tristeza por los que se puede pasar.

La infancia es el periodo que va a marcar toda la existencia adulta, las mella afectiva de esta etapa es incuestionable, cuando se produce un divorcio u otra ruptura del vínculo emocional debemos asegurarnos que nuestros hijos sientan que su padre y su madre siempre serán responsables y que procurarán hacer todo lo posible para que las cosas cambien muy poco para ellos.

El divorcio es una de las situaciones más difíciles a las que va a enfrentarse un niño. Para evitar miedos, es imprescindible explicarles el divorcio con comprensión y sensibilidad, ya que una mala gestión de esta situación puede provocar en los niños una preocupación excesiva y persistente por perder a sus padres o a que les suceda algo malo, presentando “una especial resistencia o rechazo a ir a cualquier otro sitio en el que no estén sus padres”. 
 
Desde aquí os dejamos algunas respuestas que puedan aportarles consuelo y facilitar su adaptación, así como una guía de pequeñas reacciones que pueden tener los niños ante un divorcio: 

Qué reacciones pueden tener nuestros hijos ante un divorcio.

1.- ¿Por qué se va papa/mamá de casa?
Está pregunta se debe contestar de una manera objetiva, ya que los reproches y acusaciones hacia el otro progenitor puede provocar en los niños un “conflicto de lealtades”, traducido en sentimientos de confusión, necesidad de asegurar el cariño, sentimiento de traición hacia uno de ellos, les puede generar mucha inquietud y nerviosismo. Para los niños tiene mucho más interés saber dónde va a vivir el otro progenitor, y cada cuanto tiempo podrá visitarlo.

2.- ¿Tiene mamá/papá otra familia?
Los niños ante un divorcio viven grandes “sentimientos de abandono”. Viven con especial sensibilidad el “miedo a no ser queridos”, a ser “rechazados” en grupos, etc. Se traduce en timidez y dependencia emocional. Otras veces los niños se sienten desplazados por motivos justificados. Los padres deben ser especialmente cuidadosos cuando inicien una nueva relación. Aquí los niños pueden sentir que la familia «anterior» ya no ocupa el primer plano, y los niños necesitan poder seguir amando a su madre y a su padre, con independencia de la vida que éstos lleven.

3.- ¿Vais a volver a vivir juntos? ¿Cuándo vuelve papá/mamá?
Los niños después de un divorcio desarrollan intensas fantasías de reconciliación, proyectando el deseo de volver a vivir con su padre y madre. Se traduce en llevar juguetes para recordar al padre/madre ausente, querer dormir con padre/madre ausente, hablar constantemente del progenitor que no está. En este punto la sinceridad es crucial, hay que explicarles que la nueva situación es definitiva, y no causarles más dolor, ni confusión de la que de por sí ya tienen.

4.- En ningún caso hay que reprimir los sentimientos de los niños. Suelen tener “rabietas” fuertes y ataques de ira recurrentes. Es importante dejar que el niño exprese sus emociones y sentimientos y no dejarlo solo cuando esto ocurra.

Debemos tener presente en todo momento que los niños no tienen que tomar partido por ninguno de los dos progenitores después de un divorcio, si los empujamos a esto con nuestra actitud sólo estaremos causándole mucho dolor. Es nuestra responsabilidad como padres hacer todo lo posible para evitar que esta situación les deje secuelas indeseables y duraderas. Los niños no son culpables de nada. CUIDEMOS DE ELLOS CON NUESTRA ACTITUD Y RESPONSABILIDAD.

 



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